UN FINAL DE PELICULA
Los últimos 20 minutos valieron por todo el espectáculo. Durante 60 minutos no había pasado nada. Todo lo que se esperaba del choque entre estos dos muy buenos equipos se había reducido a un concierto desafinado de gritos y pelotazos sin destino. Hacía falta un gol, para liberar tensiones y soltar el cuerpo. Así fue. Llegó la apertura recién a los 20 del ST con un penal discutido a favor de Astigarraga, por una mano en el área. Lo pateó Guido Crespo con seguridad y puso el 1-0. Cómo si el gol hubiese tocado algún resorte escondido de una maquinaria, el partido se hizo vibrante. Al minuto nomás, luego de una salida en falso de Tota Izaguirre, Francisco Palermo tocó suave de zurda, con el arco vacío, para poner el empate. El partido se hizo vibrante y más friccionado. Cuando las piernas ya no respondían y todo indicaba el camino de los penales llegó la última jugada del partido. Un centro pasado largo hacia la izquierda. Matías Blumeti la recibió y la volvió a meter al corazón del área. El centro medido encontró la cabeza de Lucas Petrone. Era el gol de la victoria en el último minuto de una final. ¿Sueño? No, era verdad. Pocas veces se vió en TDB gritar un gol así. El contraste fue abrumador. Tristeza y desconsuelo por un lado. Delirio y festejo por el otro. De esta manera El Rejunte se quedó con todo en este final de 2017.
Encuentro