Difícil encontrar otro término para definir a este equipo tan ganador. La Fragata lo hizo otra vez. Sin jugar bien, casi sin llegadas al arco, excepto los goles, pudo sacar adelante una final muy brava. Se puso en ventaja rápido, aguantó firme la embestida rival, golpeó en la red cuando pudo y, algo fundamental en una final: No cometió errores. Con eso le alcanzó para llevarse otro título a casa. Analizando lo sucedido en la cancha y contabilizando las llegadas a los arcos Gardelitos no mereció perder. Incluso fue más que su rival en el juego. Lo dominó casi todo el partido. Puso tres delanteros de punta (Gastón Lencina, Rodrigo Stokler y Gio Melgarejo) y sumó a Nico Corbetta casi como wing izquierdo en el ST. Pegó dos cabezazos en los palos y tuvo varias que pasaron cerca. Le faltó suerte y puntería. Cómo se explica que el equipo verde y blanco de haya ido con las manos vacías? Cometió dos errores que le costaron carísimo. Una entrega corta hacia atrás de la defensa, apenas comenzada la final, que supo aprovechar el Pipi Fernandez y un rebote del arquero en un tiro libre que capitalizó Marcos Fosatti. Dos baldazos de agua fría que condicionaron el desarrollo del cotejo. Gardelitos estuvo en partido hasta los 25 min del ST, cuando llegó el 1-3. El bombazo al ángulo de tiro libre de Hernán Espíndola fue el golpe de gracia que definió el pleito. Con mucho orden, con mística ganadora y, porqué no decirlo, con un poco de suerte también, La Fragata gritó Campeón una vez más.
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