Final con bandera blanca
Dicen que los verdaderos hinchas no van a ver a sus equipos para disfrutar de un buen espectáculo. La belleza del juego puede evitarse, siempre y cuando el equipo de uno gane. El hincha va a sufrir, a padecer 90 minutos esperando que sus colores salgan victoriosos. En la final del sábado pasado entre C del B y Parque Avellaneda puede aplicarse esta idea. Un partido feo, muy rústico, donde los nervios de una final y el calor agobiante se conjugaron en contra del espectáculo.
Ambos equipos llegaron al último partido de manera sorpresivaya que ninguno se había perfilado como candidato en la ronda inicial. Sus campañas fueron muy parecidas, clasificando en tercer y cuarto lugar, dejando afuera a Nacional del Parque sólo por diferencia de goles. En este contexto fue sorprendente ver cómo tanto en cuartos de final como en la semifinal, fueron dejando de lado a rivales que, en la previa, venían mejor perfilados. Pero el futbol es así. En la cancha son once contra once y los pergaminos obtenidos no cuentan.
En el partido, C del B siempre fue un poco más que su rival. El equipo blanco tuvo más la pelota y también las situaciones. Comandados por la exquisita zurda de Maxi Acosta, dueño de una pegada notable, los blancos tuvieron mayor profundidad. Darío Maseda por izquierda y Julián Troisi por derechacompletaron el trío ofensivo del Campeón de la B. Ambos delanteros, muy rápidos y encaradores, generaron las mayores situaciones de peligro. Se destacaron también los aportes en defensa de Nicolás Atalla (antes delantero, ahora back central) y el despliegue en el medio de Gastón Pecovich, Luis Diblasio y Enrique Basso.
Por el lado del verde, muy poco, casi nada. Solo al principio del partido los del Parque asustaron con un remate bajo de Matías Beck por derecha. En el medio la presencia de Ariel Brienza (el Gordo para sus compañeros) no alcanzaba para contener a los volantes blancos. La generación de juego quedó librada a la inspiración de Ale Planes, pero el talentoso diez quedó muy aislado, perdido en la maraña de camisetas rivales, sin poder meter ninguna estocada peligrosa. Lo mejor, por lejos, fue la actuación de Esteban Beck. El rubio pelilargo sacó todo en el fondo, con cruces casi milagrosos. Una mención especial para el 6 del Sub Campeón.
En el ST el trámite siguió igual, con C del B en la iniciativa, llegando a base de tiro libres llovidos al área. La diferencia llegó sobre los 30´del ST y de la manera menos esperada. Un corner desde la izquierda por parte de Darío Maseda se le coló al arquero verde y decretó el uno a cero final. Sólo quedó tiempo para una tibia reacción de Parque Avellaneda, motivada más por lo emocional que por lo futbolístico. Resultado justo. El año que viene los espera la A para ponerlos a prueba.
Uno que suma dos
Imposible no relacionar la levantada de C del B sobre el final del torneo con la incorporación de Darío Maseda. No fue un refuerzo más. Maseda es el máximo goleador de Torneos del Bajo desde el año 2003. En este contexto tan parejo es mucha diferencia.
Los números son elocuentes: nueve goles en ocho partidos. Convirtió los tres en la semi vs, WI3 y el definitorio en la final, de manera olímpica. El delantero histórico del Maza se dio el gusto de gritar campeón tras siete años sin títulos con el equipo de Boedo. Tan solo medio torneo con los C del B le alcanzó para gritar su revancha.
Desde abajo y en silencio
Tanto Llavallol FC como WI3 FC comenzaron el año en el torneo
de la mañana (antigua Categoría C). Ambos equipo lograron el
ascenso a la B en el Apertura y ahora están a un paso de la
máxima categoría. En el partido por el tercer puesto, Llavallol se
impuso por cuatro a uno. Igualmente ambos equipos tuvieron su
premio: Los WI3 fueron, por lejos, el equipo de mejor
comportamiento y ganaron el premio Fair Play. Por su parte
Llavallol fue la valla menos vencida del certamen.
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