Grande en la adversidad
Atlético Grisú Campeón. No era el favorito, ni en semifinales, ni en la final, pero ganó el torneo con justicia. Totalmente merecido por lo realizado en la cancha, el equipo azul se coronó campeón por primera vez en Torneos del Bajo, en la tarde veraniega del predio Municipales.
La final fue un partido muy chato, sobre todo en el primer tiempo donde, prácticamente, no patearon al arco. Plaza Terán tuvo un poco más la pelota y llevó algo de peligro con arremetidas de Marcos Fosatti, generando faltas a favor. Sobre el final, tras un corner largo al segundo palo, llegó el uno a cero con un cabezazo del Topo Rivarola, llegando por detrás de todos y ubicándola de pique al piso.
El entretiempo fue clave. Plaza Terán, talvez relajado por la victoria parcial, dispuso cambiar a medio equipo y eso se sintió. Grisú salió a atacarlo y el equipo celeste se resignó a defender. Para destacar la actuación del Pipa Rosarno, jugando como puntero derecho. El mismo había sido intrascendente en la semifinal, jugando por el otro carril. Esta vez obligó a su marcador a cometerle faltas y generó las pocas situaciones de peligro a favor del Atlético, con las cuales fue arrinconando a su rival.
A los 20 minutos llegó el momento clave del partido. Lucas Chemino es expulsado por exceso verbal. Llegó un tiro libre llovido frontal al área. Fernando Comini la peinó anticipando al arquero y desacomodó a todos. La pelota queda servida para que Adrián Monteleone la empuje de cabeza. Empate parcial y justicia para el resultado.
Con uno menos y acusando el golpe del empate, Plaza Terán no tuvo las armas para dar una respuesta. Grisú ganó confianza y siguió apretando al rival en busca del triunfo. Creció la figura de Adrián Monteleone , cortando y jugando. Una nueva llegada de Fernando Comini, rematando desde afuera y la pelota se fue apenas por arriba del horizontal.
Cuando un partido está tan trabado, ya sea por los nervios, el calor o la falta de técnica, es necesaria una jugada que traiga luz, que abra las puertas, que purifique. El autor de esa jugada fue Lucas Otero. De espaldas al arco, pisando el área grande, con toda la defensa apretando sobre sus espaldas, el jugado tiró un taco hacia la derecha, una asistencia perfecta para la entrada del compañero solo al vacío, rompiendo la línea del rival. Allí la recibió Fernando Comini, delegado histórico del Atlético, y no perdonó. Derechazo fuerte al primer palo, doblegando las manos del arquero y delirio del equipo azul en la tarde de Ezeiza.
Otra vez, como en la semi frente a Falta el Resto, Grisú lo dio vuelta. Sin mucho vuelo futbolístico, pero con mucha garra y determinación para torcer una historia adversa.
Encuentro