Semifinal / Domingos Clausura
Atlético Grisú 2 – Falta el Resto 1
Las frases hechas cansan. Suenan a cliché. Pero cuánta verdad encierran. El futbol es como la vida se ha escuchado mil veces. En él hay euforia y tristeza, habilidad y limitaciones, generosidad y egoismo, y mil contrastes más. Lo que uno quiera imaginar lo encontrará allí, dentro del campo de juego. Las postales del final de Atlético Grisu 2 – Falta el resto 1 fueron eso. El contrapunto tajante, hiriente entre dos estados de ánimo opuestos. Pocas veces se vió festejar un gol de esa manera. La montaña de cuerpos y camisetas azules daban cuenta de la importancia de ese gol. Por otro lado, la mirada perdida en el piso, la sensación de quedarse sin nada a segundos del final por parte de los jugadores de Falta el resto era su reverso. ¿Quién de los presentes podía imaginar que Matías Garnica, el héroe de la tarde hasta el momento, terminaría derrotado? El futbol te da y te quita en un segundo, como la vida misma. El arquero de Falta el Resto (para muchos, el mejor del torneo) las había hecho todas. Al menos dos mano a mano, un bombazo a quemarropa y un tiro libre riquelmeano había sido salvados por el uno blanco. Pero ese giro del destino, imprevisto, implacable quiso dejarlo sin nada. En el último minuto, una pelota abierta por derecha fue impactada con violencia por Cristian Espinosa. La bocha dio en el poste, pegó en la espalda del arquero y se metió en el arco. Así de simple. Grisu a la final.
Antes hubo 79 minutos de un partido muy mal jugado, donde Grisú siempre buscó un poco más. Con muchas limitaciones y falta de ideas, Atlético Grisú revirtió un partido que se presentó muy adverso desde el principio. Falta el Resto quemó sus cartuchos en los primeros diez minutos de juego. Comandados por la dinámica de Mariano Pastorín, la buena zurda de Walter Gomez, recostado por derecha y la peligrosidad de Pablo Chiardi, el equipo blanco se llevó por delante al azul y se puso en ventaja muy temprano. Un toque corto de Mariano Pastorín al segundo palo puso el uno a cero. Ya sea por el calor, la falta de físico o por la comodidad del resultado (inclusive el empate le servía) Falta el Resto se paró. Y Grisú, sin demasiado, comenzó a levantar. Un foul innecesario del zaguero Damián Hernandez (muy buen jugador, pero muy vehemente en la marca) sobre Fernando Comini trajo el tiro libre que derivó en un rebote y el posterior empate de Juan Martinez. Sólo con pelotazos frontales, los azules llevaron peligro a la valla defendida por Matías Garnica.
Grisú dispuso la entrada de Gustavo Cáceres en el ST reemplazando a Fernando Comini, de floja actuación. El goleador aportó lo suyo desbordando por izquierda con su habilidad, generando peligro en el área rival. Falta el Resto no reaccionaba. Sólo se limitaba a defender el resultado. Comenzaron a sucederse las llegadas de Grisú, ya lanzado al ataque con desesperación. Allí es donde apareció la figura del arquero blanco, tapando tres o cuatro muy claras y brindando la seguridad que su defensa no aportaba. Hubo tiempo para la bronca y la impotencia, donde los nervios dejaron afuera al ingresado Gustavo Caceres (no podrá jugar la final). Todo parecía morir en el empate. Falta el Resto ya se relamía, cuando el Diablo metió la cola. Derechazo, palo, espalda del arquero y gol. La bronca y la tristeza del arquero, llorando sólo al final en cuclillas al lado del poste, conmovieron a todos los presentes. Su colega, el uno de Grisú, cruzó la cancha a consolarlo, en un gesto de admiración y contención. Otra vez el contraste. Muy injusto para Matías Garnica. Justicia para Grisú, que lo buscó y lo encontró.