Una final.
Segurola y La Habana y Fabert cerraron el año a lo grande: Lucha, garra, aspereza, polémicas, gritos, pasión… fútbol, en suma, todos los condimentos de una final. Un partido de esos que no nos queremos perder nunca.
Arranco con todo: Desde el pitazo inicial, jugada barcelonezca de los amarillos: pases rápidos, precisos, taco incluido y el pelado Grassi se perdió el primero que hubiera sido el gol del campeonato por la factura de la jugada previa. Nos avisaban que no se iban a dar respiro. Sin embargo, Segurola se desmoronó luego del primer gol de Fabert, un tiro atajable que se le escapó a Fer Scalise y Fabert se ponía uno a cero a los dos minutos. Los nervios se apoderaron de los amarillos y llegaron las imprecisiones. Fabert pareció agrandarse y sus individualidades crecían vertiginosamente a tal punto que a los 6 minutos ya iban 3 a 0. Algunos gritos desde afuera: Fernando Tormo en dupla con Diego Caviedes intentaban levantar el ánimo de Segurola y lo lograron recién pasada la mitad del primer tiempo. Segurola descontó y parecía que el partido nuevamente estaba a tiro. Así se fue el primer tiempo. En el segundo, la entrada de Gustavo Sterle le dio más vértigo al ataque de Segurola . A él le hicieron el penal que pudo ser el 2 a 0, pero el palo le dijo que no. ¿Suerte del campeón? Esas fallas con equipos como Fabert se pagan carísimo. Un Sosa inspirado, un Faga muy preciso y un letal Hernán Lernes guiados por la calidad y dinámica de David Porchia aumentaron la diferencia para el campeón. La expulsión de Diego Provenzano (que desde afuera reclamó una roja que no era, se ve que se olvidó de echarle un vistazo al reglamento) desconcentró un poco a Segurola que jamás bajó los brazos aunque tampoco las piernas, abusaron de las faltas y a pesar de ponerse en un momento 5 a 3, llegaron a la quinta infracción y esto le dio un respiro a Fabert. El séptimo de Fabert, un lujo de David Porchia para pincharla por arriba del último hombre, selló con justicia el marcador. El grito contenido de los muchachos de Monte Grande no se hizo esperar: “El tricampeón, El tricampeón” clamaba su gente y había razones para tamaña alegría. Pitazo final y 7 a 4. Queda la sensación de que los primeros minutos de desconcentración de Segurola quedaron plasmados en ese score final.
Ambos equipos protagonizaron el torneo y no defraudaron en esta final. Algunas actitudes desafortunadas de los números 9 (cargadas y gritos fuera de lugar) tal vez es lo único reprochable para estos dos equipos que dejaron sus nombres bien en lo alto de este Clausura 2013. El tricampeonato para el equipo del Bata es un premio merecido, la segunda final de Segurola no pudo terminar con victoria, pero es conocido el refrán que tiene que ver con la tercera. Para ello, en Marzo los esperaremos para que vuelvan a animar el torneo, si es con la dignidad e hidalguía que derramaron en este Clausura en Boedo, serán bienvenidos. Felicitaciones para todos los que han participado y vivido la pasión del torneo, la tranquilidad de pensar que los lunes a la noche se juega al fútbol con amigos está asegurada y eso no tiene precio. Gracias y Felices Fiestas!!!!