EL PODER DE LA MENTE
El buen juego dice ausente. Las piernas no responden como uno quisiera. La tensión y los nervios terminan imponiéndose. Es entonces cuando la fortaleza mental, el espíritu y la capacidad para sobreponerse ante la adversidad terminan siendo los factores que inclinan la balanza para un lado o para otro. La Fragata no fue más que Nudo 1. Ni en la final, ni a lo largo del torneo. Pero en esta pulseada mano a mano sacó una pequeña luz de ventaja que le permitió gritar CAMPEON por sexta vez en TDB y ser así el equipo con más títulos en nuestro torneo. La respuesta hay que buscarla en su espíritu de equipo casi imbatible, forjado en muchas finales e instancias decisivas.
Nudo 1 jugó mejor al futbol, dentro de lo muy poquito de futbol que hubo en la final. Tuvo tres oportunidades muy claras y merecidas en los primeros veinte minutos de juego (las únicas tres opciones de gol netas que hubo en todo el partido, para ambos bandos). No pudo concretar, un poco por impericia, otro poco por mala suerte (un bombazo en el palo) y el resto por Sebastián Ruiz, quien sacó con el pie un mano a mano en el área. Nudo se hizo dueño del medio, buscando siempre abrir la cancha. Pasado el sofocón de esos primeros minutos, el partido poco a poco fue hacia el terreno que más le convenía al multicampeón de Ciudad Evita: la lucha en mitad de cancha, donde podía imponer su mayor poder de choque.
Fuera de contexto y de manera inesperada, La Fragata se encontró con un gol apenas comenzado el ST. Un centro al área desde la derecha encontró un mar de dudas entre el arquero y la defensa de Nudo. La pelota picó sin que nadie la rechazara. Como un fantasma apareció Mauricio Sanchez, quien la empujó de zurda en el segundo palo. El 1-0 a favor puso el partido en bandeja para La Fragata. Nudo 1 acusó el golpe. No es lo mismo atacar con la cabeza tranquila que hacerlo perdiendo en una final. Los espacios se cerraron aun más, los nervios se hicieron sentir. La defensa de La Fragata se hizo de hierro. Pero faltando 10 minutos llegó el justo empate, ya con más coraje que futbol, cuando Cristian Flores entró a empujar el centro rasante, llegado desde la izquierda.
Ambos equipos parecieron firmar la tregua del empate. Los penales iban a decidir una vez más quién sería el campeón. Nuevamente, la ya nombrada fortaleza mental se hizo presente en los jugadores de La Fragata. No erraron ningún penal y su arquero atajó el decisivo. Dicen las estadísticas que nunca perdieron una definición desde los doce pasos. Ganaron las cinco que jugaron. No hay casualidad en esto. Por lo tanto, nunca hay que subestimar el poder de la mente.