Cachetazo
Hay algunos partidos que nos dejan sorprendidos. La gente pasa y pregunta: “¿Cómo van?” y cuando uno contesta, la respuesta es una mirada de desconcierto y sorpresa. Eso sucedió con Astigarraga 4 – Baron A 0. Todo puede pasar. Siempre son 11 contra once, pero… no deja de sorprender. Baron A llegaba como favorito, luego de haber salido segundo en la ronda inicial. Le puso color y sonido a la tarde veraniega de Vialidad. Bombos, chicas, alegría. Todo preparado para una gran fiesta. Con el correr de los minutos, la fiesta quedó a un lado, dejando lugar a la decepción.
El triunfo del equipo blanco fue contundente, categórico, inapelable. Aguantó bien a su rival, lo mordió en todos los sectores y lo mató de contra. Dos goles con bochazos puestos a espaldas del marcador de punta, definidos con certeza (el primero, de Christian Rossi, por arriba del arquero y el tercero, de Tomás Gini, al palo más lejano). El segundo fue para ponerle un marco. La trajeron amasada desde la mitad de cancha, llegó el pase al receptor en la media luna del área y éste habilitó en cortada a Tomás Gini para el mano a mano. El goleador se metió con pelota y todo adentro del arco, luego de eludir al uno. Dijo Cesar Luis Menotti una vez: “El gol debe ser un pase a la red”. Así fue el segundo de Astigarraga en la semifinal. Golazo.
El pleito estaba casi definido en el primer tiempo. Baron A juntó fuerzas físicas y anímicas en el descanso, pero apenas reanudado el partido le llegó el tiro de gracia. Un cabezazo certero de Augusto Gherardi contra el palo derecho del arquero puso el 4 a 0. El resto estuvo de más. Para elogiar, el muy buen comportamiento del perdedor. Se vió superado en la cancha y no apeló ni a la violencia ni a la histeria. Lo dijo Franco Camiolo, delegado de Baron A, resignado luego del partido: “Nos jugaron un partidazo”.